This
winter I went on vacation with the Medel family (Sandra, Jatziri, and Josue) to
Chiapas, Oaxaca and Mexico City. I knew
I really shouldn’t go. I didn’t have the
money or the time and we had no concrete plan or even a firm end date or even a
definite place to stay and almost no idea how to get where we were going but in
the end I was like YOLO (just kidding, not at all). I decided it may be a once in a lifetime
opportunity and I would sure hate to regret not taking it. In the end I’m glad I went, although yes, we
were gone a month and I blew most of my savings but hey, it was good for my health (it was too cold
in Pinal and it was seriously starting to mess up my lungs) and I made some
beautiful memories and discovered more places in this amazing country.
Este
invierno me fui de vacaciones con la familia Medel (Sandra, Jatziri, y Josue) a
Chiapas, Oaxaca y Mexico. Sabía
que probablemente no debería ir.
No tenía ni el dinero ni el tiempo y no tenÍamos planes fijos en cuánto
a cuanto tiempo estaríamos fuera o a dónde iríamos y ni siquiera teníamos
seguro si ibamos a tener un lugar donde quedarnos o como llegaríamos
ahí
pero al final decidí ir porque podría ser una oportunidad única
en la vida y no quisiera arrepentirme de no haberla tomado. Al final, estuve contenta de haber ido,
aunque sí,
nos tardamos un mes y me acabe casi todos mis ahorros pero fue bueno para mi salud (hacía
demasiado frío en Pinal y me estaba afectando los pulmones) y me pude hacer
bellos recuerdos y conocer más partes de este hermoso país.
It’s
hard to sum up my experiences in just a few paragraphs so I thought these
pictures would help.
Es difícil resumir mis experiencias en
solo unos cuántos parrafos pero creo que estas fotos les pueden dar una
idea.
Chiapas
is a tropical paradise(with the requisite mosquitoes!), hot, humid, colorful,
and exuberant. Its steamy air is sweetened
by the scent of overripe bananas and the days last forever. We stayed with a
family whose business is coffee. Buying
it from the highland producers and drying and toasting it and then selling it
to the roasters. I learned a lot about
coffee and cacao and other fruits I had never seen before. We ate fresh fish and shrimp, got up close
and personal with several species of birds and went to the beach. The town I stayed in is called
Acacoyagua. It’s on the coast, not far
from the Guatamalan border (we didn’t cross over because I didn’t bring my
passport). It’s a town with an
unexpected Japanese influence. Japanese
refugees fleeing from the Second World War settled in this town so many of the
streets have Japanese names, the school hosts academic contests where students
can win a trip to Japan, the community center hosts free Japanese lessons and
there is a Japanese park where there is a plaque denoting that a particular
tree was planted there by a Japanese prince.
I met some lovely people there, saw a lot of beautiful things(including wild dolphins), tried great new flavors (a lime-mandarin hybrid!), lived simply, and almost relaxed more than I could bear. Spending your life in a hammock?...not a bad way to live, lol. And I haven't even seen the highland areas (the actual famous part of Chiapas with native peoples, ancient ruins, waterfalls, jungles, and jaguars). This is how I survived the brutal winter and if next year is as bad, well, I think you may have an idea of what you can do about it too.
Chiapas es un paraíso
tropical (¡con todo y mosquitos!), cálido, humedo, colorido y
exuberante. Su aire vaporoso es
endulzado por el olor de plátanos maduros y los días
duran una eternidad. Me quedé con una
familia cuyo negocio es el café. Lo
compran de los productores que viven en los altos y lo secan y limpian y
después se lo venden a los que tostadores.
Aprendí mucho sobre el café y el cacao y otras frutas que nunca había
visto antes. Comimos pescado y camarón
fresco, nos acercamos a muchas especias de pájaros y fuimos a la playa. Me quedé en el pueblo de Acacoyagua. Está en la costa, no muy lejos de la frontera
con Guatemala (no fuimos porque no me había traído mi pasaporte).
Es un pueblo con una sorprendente
influencia japonesa. Japoneses
desplazados que huían de la Segunda Guerra Mundial se refugiaron ahí así que
muchas de las calles tienen nombres Japoneses, la escuela tiene concursos académicos
donde los estudiantes pueden ganarse un
viaje a Japón, la casa de cultura da clases gratis de Japonés y hay un parque
japonés donde una placa denota un árbol que fue plantado ahí por un príncipe
japonés.
Conocí a personas lindas, ví muchas
cosas hermosas (incluyendo delfines silvestres), probé nuevos sabores (un
limón-mandarina!), viví sencillamente, y descansé hasta más no poder. Pasarte la vida en una hamaca?...no una mala
manera de vivir, ja ja. Y ni siquiera he
visto los altos (la parte famosa de Chiapas con culturas indígenas, ruinas
antiguas, cascadas, selvas, y jaguares).
Así fue como sobreviví el invierno y si el año que sigue es igual de
frío, bueno, cree que ustedes también saben lo que pueden hacer al respecto.